11 de mayo
							
							
							DIA DEL HIMNO NACIONAL ARGENTINO
							
							 
							
							En mayo de 
							1812, Luis Ambrosio Morante, presentaba la obra “El 
							25 de Mayo”, en la Casa de la Comedia.  Esta comedia 
							terminaba con un himno cantado por todos los 
							actores.  En ese momento se encontraba como 
							espectador, Don Vicente López y Planes, se sintió 
							conmovido y se inspiró para la composición de la 
							primera estrofa, la que reemplazaría la escrita por 
							Morante y a la que Blas Parera le había puesto 
							música.
							
							Dicha letra era independentista, tal como 
							correspondía en esa época. Un año más tarde en la 
							Asamblea del año XIII, se pide un arreglo de la 
							obra, de acuerdo con las nuevas condiciones de la 
							época.  Inglaterra se 
							opone vigorosamente a todo arresto de autonomía en 
							las colonias de España, su aliado en la guerra 
							contra Napoleón. 
							
							El embajador británico 
							lord Strangford hace saber al gobierno de Buenos 
							Aires “lo loco y peligroso de toda declaración de 
							independencia prematura”. 
							
							Se quitan entonces las  
							estrofas que anunciaban que “se levanta a la faz de 
							la Tierra una nueva y gloriosa Nación”. 
							
							Se introducen conceptos 
							relacionados con la monarquía,  tan en boga 
							entonces, cuando nuestros antepasados parecían 
							competir en candidaturas de príncipes europeos para 
							gobernarnos. Portugués, francés, italiano... 
							
							
							No resulta extraño 
							entonces el “ved en tono a la noble igualdad”, 
							afrancesamiento relacionado con el propósito de 
							coronar al duque de Orleáns. O “sobre alas de gloria 
							alza el pueblo, trono digno a su Gran Majestad”, 
							estrofa desaparecida en la versión definitiva. O “ya 
							su trono dignísimo abrieron, las Provincias Unidas 
							del Sur”.
							
							En  1860 el Himno sufrió 
							tuvo otra modificación encomendada a Juan Pablo 
							Esnaola: la marcha vibrante y guerrera se transformó 
							en una pieza pretenciosamente majestuosa, tan 
							estirada que va en camino de convencernos de que 
							nuestra canción patria consta solamente de su 
							introducción, que es lo que habitualmente se 
							ejecuta. 
							
							Por razones 
							diplomáticas, al texto original se le quitaron 
							estrofas durante la segunda presidencia de Roca, 
							suprimiendo las que consideraban en ese entonces las 
							 denigrantes a España. 
							
							Se quitaron  así 
							marciales referencias a “los bravos que unidos 
							juraron su feliz libertad sostener, a esos tigres 
							sedientos de sangre fuertes pechos sabrán oponer”. 
							Tampoco  se cantó desde ese entonces: “son letreros 
							eternos que dicen: aquí el brazo argentino triunfó, 
							aquí el fiero opresor de la Patria su cerviz 
							orgullosa doblo”.
							
							
							El Triunvirato que por ese entonces gobernaba, 
							entendió que debía darle al pueblo un canto 
							nacional.
							
							
							En un oficio del 22 de julio de 1812, dirigido al 
							Cabildo, se mandó  a componer "la marcha de la 
							patria", para ser ejecutada al principio de las 
							funciones teatrales, debiendo el público escucharla 
							de pie y descubierto, así como en las escuelas al 
							finalizar diariamente las clases.
							
							
							En  marzo de 1813, la Asamblea mandó a componer la 
							letra del Himno Nacional, la cual fue aprobada el 11 
							de mayo de 1813.
							
							
							En 1813 se lo llamó "Marcha Patriótica", luego 
							"Canción Patriótica Nacional", y más tarde se lo 
							conoció como "Canción Patriótica". Una copia de 1847 
							lo tituló como "Himno Nacional Argentino", 
							denominación que recibe en la actualidad.
							
							A 
							continuación se transcribe nuestro Himno Nacional 
							Argentino en su versión completa.
							
							
 
							
							
							
							Oíd ¡mortales! el grito sagrado: 
							
							
							
							¡Libertad, Libertad, 
							Libertad! 
							
							Oíd el ruido de 
							rotas cadenas: 
							
							Ved en trono a la 
							noble Igualdad.
							
							
							
							
							Se levanta la faz de la 
							tierra 
							Una nueva y gloriosa 
							Nación: 
							Coronada su sien de 
							laureles 
							Y a sus plantas rendido 
							un León 
							
							
							
							Sean eternos los laureles 
							
							
							
							Que supimos 
							conseguir. 
							
							Coronados de gloria 
							vivamos 
							
							O juremos con gloria 
							morir.
							
							
							
							
							De los nuevos campeones 
							los rostros 
							Marte mismo parece 
							animar; 
							la grandeza se anida en 
							sus pechos, 
							A su marcha todo hace 
							temblar. 
							Se conmueven del Inca 
							las tumbas 
							Y en sus huesos revive 
							el ardor, 
							Lo que ve renovando a 
							sus hijos 
							De la Patria el antiguo 
							esplendor. 
							
							Sean eternos los 
							laureles 
							Que supimos conseguir.
							
							Coronados de gloria 
							vivamos 
							O juremos con gloria 
							morir. 
							
							Pero sierras y muros se 
							sienten 
							Retumbar con horrible 
							fragor: 
							Todo el País se conturba 
							por gritos 
							De venganza, de guerra y 
							furor. 
							En los fieros tiranos la 
							envidia 
							Escupió su pestífera 
							hiel, 
							Su estandarte sangriento 
							levantan 
							Provocando a la lid más 
							cruel. 
							
							Sean eternos los 
							laureles 
							Que supimos conseguir.
							
							Coronados de gloria 
							vivamos 
							O juremos con gloria 
							morir. 
							
							¡No lo véis sobre Méjico 
							y Quito 
							Arrojarse con saña 
							tenaz, 
							Y cuál lloran bañados en 
							sangre 
							Potosí, Cochabamba y la 
							Paz! 
							¡No lo véis sobre el 
							triste Caracas 
							Luto y llantos y muerte 
							esparcir! 
							¡No lo véis devorando 
							cual fieras 
							Todo pueblo que logran 
							rendir! 
							
							Sean eternos los 
							laureles 
							Que supimos conseguir.
							
							Coronados de gloria 
							vivamos 
							O juremos con gloria 
							morir. 
							
							A vosotros se atreve 
							¡Argentinos! 
							El orgullo del vil 
							invasor, 
							Vuestros campos ya pisa 
							contando 
							Tantas glorias hollar 
							vencedor. 
							
							Mas los bravos que 
							unidos juraron 
							Su feliz libertad 
							sostener, 
							A esos tigres sedientos 
							de sangre 
							Fuertes pechos sabrán 
							oponer. 
							
							Sean eternos los 
							laureles 
							Que supimos conseguir.
							
							Coronados de gloria 
							vivamos 
							O juremos con gloria 
							morir. 
							
							El valiente argentino a 
							las armas 
							Corre ardiendo con brío 
							y valor, 
							El clarín de la guerra 
							cual trueno 
							En los campos del Sud 
							resonó, 
							Buenos Aires se pone a 
							la frente 
							De los pueblos de la 
							ínclita Unión, 
							Y con brazos robustos 
							desgarran 
							Al ibérico altivo León.
							
							
							Sean eternos los 
							laureles 
							Que supimos conseguir.
							
							Coronados de gloria 
							vivamos 
							O juremos con gloria 
							morir. 
							
							San José, San Lorenzo, 
							Suipacha, 
							Ambas Piedras, Salta y 
							Tucumán, 
							La Colonia y las mismas 
							murallas 
							Del tirano en la Banda 
							Oriental; 
							Son letreros eternos que 
							dicen: 
							Aquí el brazo argentino 
							triunfó 
							Aquí el fiero opresor de 
							la Patria 
							Su cerviz orgullosa 
							dobló. 
							
							Sean eternos los 
							laureles 
							Que supimos conseguir.
							
							Coronados de gloria 
							vivamos 
							O juremos con gloria 
							morir. 
							
							La victoria al guerrero 
							argentino 
							Con sus alas brillantes 
							cubrió 
							Y azorado a su vista el 
							tirano, 
							Con infamia a la fuga se 
							dio; 
							Sus banderas, sus armas 
							se rinden 
							Por trofeos a la 
							Libertad, 
							Y sobre alas de gloria 
							alza el pueblo 
							Trono digno a su gran 
							majestad. 
							
							Sean eternos los 
							laureles 
							Que supimos conseguir.
							
							Coronados de gloria 
							vivamos 
							O juremos con gloria 
							morir. 
							
							Desde un polo hasta el 
							otro resuena 
							De la fama el sonoro 
							clarín, 
							Y de América el nombre 
							enseñando, 
							Les repite: ¡Mortales! 
							Oíd: 
							
							
							
							
							
							¡Ya su trono dignísimo abrieron 
							
							
							
							Las provincias 
							unidas del Sud! 
							
							Y los libres del 
							mundo responden: 
							
							¡Al Gran Pueblo 
							Argentino Salud!